Parece que la vida nos puede empujar, casi sin querer a la permanente queja. Son muchas cosas buenas las que pasan a nuestro alrededor. Necesitamos de momentos y espacios que nos recuerden esta verdad profunda, y que a la vez, logre sacar de cada uno de nosotros lo mejor, todo lo bueno que llevamos dentro. Este fin de semana de marzo en Valladolid ha sido uno de esos espacios compartido con jóvenes universitarios. ¡Gracias por todo lo compartido! Nos veremos pronto de nuevo.
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