Nuestras aspiraciones dicen mucho de lo que cada uno lleva por dentro. De nuevo, en nuestro interior y no en nuestras apariencias, podemos encontrar algo de esa esencia que nos construye como personas.
Sencillamente hermano.
He de reconoceros, que no es tarea fácil. El combate es duro. Las amenazas constantes, son muchas otras voces las que nos impiden escuchar ese interior donde reside lo más íntimo de uno mismo. Pero si resistes, si permaneces en esa búsqueda, podemos encontrar ese tesoro por lo que somos capaces de venderlo todo….
Ayer una alumna en el descando de la convivencia me preguntó: «¿Porqué no te puedes casar?» … De nuevo me encuentro en esa situación en la que uno puede compartir esas intuiciones profundas…. Y continúa seguidamente … ¿Te has casado con Dios?… Si es un «ente, ¿cómo casarte con Dios?… Le respondí: «De casarme con alguien, en todo caso, me he casaso con la humanidad… he hecho una opción, no es que no pueda casarme… he hecho una apuesta por hacerme hermano, de ser testigo de un amor hacia quienes más lo necesitan, y en fraternidad con otros que no he elegido…»
Sencillamente hermano, ésa es mi aspiración profunda, dejarme moldear por ese amor de un Dios que quiere un mundo más justo y habitable para todos.Un Dios que, junto a otros, nos quiere hermanos, hombres y mujeres capaces de tejer lazos, hacerse presente, permanecer, mirar a cada uno, como mira Dios, con esa bondad infinita. Nos quiere hermanos, alejados del poder y de los privilegios, nos quiere hermanos, testigos de SU COM-PASIÓN, en nuestra labor educativa, sanitaria, pastoral,…. la que sea.
Me descubro hermano, hermano menesiano, caminando con otros laicos que viven esa pasión por ese estilo menesiano desde su ser familia. Regalo que nos hace crecer en comunión, y acoger en medio de esta diversidad, ese testigo de construir pequeña iglesia, donde otros, nuestros alumnos y sus familias, descubran ese rostro de nuestro»Buen Dios».
Sencillamente, soy hermano, tu hermano, no aspiro a más. Gracias.
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